Ansiedad, la amenaza del siglo XXI
Hace años, la OMS (Organización Mundial de la Salud) estimaba que para 2020 los trastornos de ansiedad y los depresivos serían la primera causa de enfermedad en Europa. Esto ya se ha superado a día de hoy. Entendemos que es muy preocupante la incidencia que este problema tiene en la vida de las personas y de ahí querer dedicar hoy nuestro artículo a esta problemática.
Realmente la ansiedad es algo que todos en muchos momentos de nuestras vidas hemos experimentado. Una gran parte de la sociedad sabe que es un mecanismo adaptativo y que cumple con una función, hasta aquí todo bien.
Los problemas llegan cuando los sintomas de ansiedad se hacen constantes, permanentes y muy intensos; es decir, es como si ese sistema de alarma que nos protege se quedara encendido constantemente y ahí es cuando la persona nota el malestar y se da cuenta que algo no va bien.
Por nuestra experiencia como gabinete de psicología diríamos que el 40% de los casos que llegan a consulta traen como motivo la ansiedad. La ansiedad es algo muy genérico que realmente si lo concretáramos diríamos que hay diferentes tipos: ansiedad social, ansiedad generalizada, ansiedad por comer, ansiedad por separación, ansiedad al dormir, ansiedad ante los exámenes…
Al final todas tienen el mismo mecanismo detrás, que a través de este artículo queremos exponer.
¿Pero realmente tenemos una idea clara de lo que es la ansiedad?
La ansiedad es una sensación normal que experimentamos las personas alguna vez en momentos de peligro o preocupación. Nos sirve para poder reaccionar mejor en momentos difíciles. Sin un mínimo de activación un estudiante no estudiaría para sus exámenes; o en una situación peligrosa con el coche no reaccionaríamos rápidamente, haciéndolo lo mejor que sabemos. Sin embargo, cuando una persona se encuentra ansiosa con cierta frecuencia sin que parezca haber razón para ello, o cuando esa persona se tensa en exceso, entonces la ansiedad se convierte en un problema que produce sensaciones desagradables. Como la ansiedad es una reacción normal, el objetivo no es hacer que desaparezca, sino aprender a controlarla y reducirla a niveles manejables y adaptativos.
Para tratar de reducir la tensión desagradable que sienten cuando están ansiosas, la mayoría de la gente suelen dormir más, comer más o beber más. Esto a corto plazo les alivia, pero a largo plazo la situación se puede complicar. Por otro lado tenemos las personas que tienden a evitar las situaciones que les producen ansiedad. De momento, esa estrategia funciona. Pero, a largo plazo, las cosas pueden ir a peor. Evitar situaciones puede convertirse en un hábito perjudicial. Cuanto más se evita hacer frente a una situación desagradable, más fuerte se hace ésta y más débil se encuentra ante ella la persona, que va perdiendo confianza en sí misma. Así, los problemas no sólo no disminuyen, sino que van en aumento.
Tenemos diferentes tipos de ansiedad… ¿Los conoces?
Trastorno obsesivo compulsivo
Este trastorno se caracteriza por dos cosas: tener pensamientos obsesivos, que se repiten sin sentido y tener compulsiones (comportamientos que se dirigen a bajar la ansiedad que provoca el pensamiento). Por ejemplo, ¿y si me he dejado la estufa encendida y arde la casa?, esta es la obsesión e inmediatamente voy a comprobar que está apagada (esta es la comprobación compulsión). Obviamente cuando haces la compulsión te quedas tranquilo pero esto produce “adicción”. Te empiezas a acostumbrar a que cada vez que tu pensamiento te ponga en duda tienes que hacer algo para tranquilizarlo.
Trastorno de ansiedad generalizada
El Trastorno de Ansiedad Generalizada y sus síntomas (TAG) se caracteriza por tener una preocupación y ansiedad excesivas (expectativa aprensiva o aprensión ansiosa), persistentes y difíciles de controlar sobre un número de acontecimientos o actividades tales como el rendimiento laboral o escolar. Que la preocupación y ansiedad son excesivas nos referimos a que su intensidad, duración y frecuencia(ansiedad crónica) son desproporcionadas en relación a la probabilidad o impacto real del evento temido.
Trastorno de ansiedad por pánico
La persona vive crisis de ansiedad repetidas, algunas de ellas repentinas. Los ataques de ansiedad son una serie de síntomas de ansiedad intensos como son las palpitaciones, sudor, temblor, miedo a perder el control, mareos y miedo a que se produzca un ataque al corazón o volverse loco.
¿Por qué se produce la ansiedad y los trastornos de ansiedad?
La ansiedad es una reacción normal y sana. Todo el mundo la experimenta en circunstancias de peligro, en situaciones delicadas, o en momentos de preocupación. Cuando Vd. está ansioso, algunas de las funciones de su organismo van más deprisa, y se producen cambios que Vd. puede percibir como emociones o sensaciones de las que hemos citado antes. Esta aceleración es, a veces, una ventaja. Quiere decir que está Vd. preparado para la acción, y dispuesto a reaccionar rápidamente si es necesario. Niveles moderados de ansiedad pueden mejorar su actuación en momentos difíciles. Un jugador de fútbol que no estuviera tenso antes del partido, o un estudiante que no sintiera cierta preocupación antes de un examen, no conseguirían probablemente rendir a su mejor nivel.
La ansiedad se convierte en un problema cuando surge en momentos en los que no hay peligro real, o cuando persiste después de que la situación de estrés ha desaparecido. Si la “aceleración” de nuestro organismo ocurre en momentos en los que no hay que entrar en acción, se produce una sensación desagradable. Entonces, se fijará Vd. únicamente en sus desventajas (en todos los aspectos incómodos de estos cambios corporales). Éste es el momento en que la ansiedad empieza a interferir en la vida cotidiana, y aprender a controlarla se convierte para nosotros en una necesidad.
¿A quienes suelen afectar la ansiedad?
Según los estudios de ESEMed-España, los trastornos de ansiedad son ligeramente más frecuentes que los depresivos según los datos de prevalencia-año (un 6,2 frente a un 4,3%). La prevalencia en mujeres de la ansiedad y depresión es más del doble que la de los varones, excepto en el caso de la ansiedad social, donde las diferencias son menores.
En cambio, los varones presentan con mucha mayor frecuencia (un 6,3 frente al 0,9%) trastornos por abuso o dependencia de alcohol. Este mayor riesgo se observa en los valores de las OR que comparan la prevalencia-vida de los trastornos mentales en varones frente a las mujeres (tabla 3). Así, la OR ajustada de presentar un trastorno depresivo en las mujeres respecto a los varones es de 2,8 (IC del 95%, 1,9-4,1) y un trastorno de ansiedad, de 2,8 (IC del 95%, 1,9-4,1), mientras que para los trastornos relacionados con el alcohol es solamente de 0,05 (IC del 95%, 0,0-0,2).
La ansiedad infantil en España tiene una tasa general de prevalencia de un 18%, sin que se presente un mayor predominio en las niñas que en los niños. No es hasta la adolescencia, que las chicas alcanzan índices más altos que los chicos en este tipo de problemática, distribuyéndose así los porcentajes de forma más semejante a los observados en la población adulta. Dentro del porcentaje citado, además, observamos que la ansiedad en niños se presenta de muy distintas formas: a veces se presenta como ansiedad de comer, ansiedad nocturna, ansiedad matutina, ansiedad y mareos asociados a un miedo, ansiedad anticipatoria y ansiedad ante los exámenes.
¿Cómo reconocer que estamos ante un problema de ansiedad?
La ansiedad con síntomas físicos suele ser la primera señal de ansiedad que la gente experimenta. La diferencia entre ansiedad y depresión y la denominada ansiedad depresiva es importante establecerla ya que muchas personas viven un malestar mixto que no saben diferenciar. Una guía clara de la ansiedad con síntomas, causas y consecuencias es la mejor opción para diagnosticarla. Los síntomas son:
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
- Sudoración
- Temblores o sacudidas
- Sensación de ahogo o falta de aliento
- Sensación de atragantarse
- Opresión o malestar torácico
- Náuseas o molestias abdominales
- Inestabilidad, mareo o desmayo
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
- Miedo a perder el control o volverse loco
- Miedo a morir
- Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
- Escalofríos o sofocaciones
¿Cuál es el tratamiento para la ansiedad?
El tratamiento para la ansiedad existe, lo llevamos a la realidad cada día en las consultas de psicología y sabemos que la ansiedad se cura. Ahora bien, hay que saber perfectamente como tratarla y qué hacer. La ansiedad y como combatirla han sido el objetivo de miles de investigaciones realizadas en todo el mundo. En principio los trastornos de ansiedad tienen buena tasa de evolución y desaparición. Vamos a mostrarte exactamente como trabajaríamos contigo en consulta:
Trabajamos desde un enfoque cognitivo conductual, es decir, identificando todos los pensamientos y conductas que nos llevan a caer en las trampas de la ansiedad.
Respecto a lo cognitivo, los pensamientos realistas son racionales, es decir, se ajustan a lo que nos muestra la realidad. En cambio, la ansiedad disfuncional está provocada por pensamientos que suelen ser adivinaciones sin fundamento de lo que va a pasar en el futuro; adivinaciones de lo que piensan los demás sin pararnos a pensar que podemos estar equivocadas, que la otra persona no tiene que pensar eso obligatoriamente; o interpretaciones catastrofistas sobre los síntomas que estás sintiendo (va a pasar algo horrible, y es lo peor que puede pasarme).
Debate y cambio de pensamiento
Procedimiento para detectar los pensamientos automáticos:
Recuerda la última vez que te sentiste muy nerviosa/o. Intenta recordar las sensaciones de tu cuerpo en ese momento (respiración, latidos, calor…) entonces ¿qué pensabas justo en ese momento? Una misma situación desencadenante puede generar varias emociones pero las emociones se tienen que trabajar de una en una ya que detrás de cada una de ellas hay un pensamiento diferente.
Debate de las distorsiones e inferencias:
Adivinación del provenir: pensar las probabilidades reales de que ocurra lo que tanto tememos, ¿una entre un millón? En esta situación, ¿ha ocurrido antes eso que temes? Si ha ocurrido, tiene a la fuerza que volver a ocurrir, no había en aquella situación cosas que ahora ya no están pero que entonces influyeron? ¿Crees que podemos adivinar las cosas que van a pasar? ¿No crees que la vida está llena de incertidumbres para todos y que no por ello las cosas tienen que salir mal?
Lecturas del pensamiento: ¿qué pruebas concluyentes tenemos de qué de verdad piensen así?, ¿nos hemos parado a pensar que en realidad estamos adivinando, que en realidad esa persona no nos ha dicho lo que piensa? ¿qué otras cosas puede pensar esa persona? ¿No tenemos casi las mismas pruebas para creer que piensa algo malo como para creer que no lo piensa?
Debate del catastrofismo (inferencia evaluativa); de nuevo debemos pararnos a reflexionar qué probabilidad real hay de que eso sucede. Y si sucede, ¿es tan malo, tan horrible?. Como puede observarse, en general las inferencias arbitrarias y el catastrofismo son abordables mediante debate empírico como las pruebas de realidad y la búsqueda de alternativas.
Además de las cuestiones cognitivas, creemos que es útil incidir en la importancia que tiene no evitar las situaciones que nos dan miedo y también, si fuera necesario algunas pautas mínimas de relajación para controlar las reacciones fisiológicas, podrían introducirse la respiración abdominal.
También las técnicas de distracción deben tener su espacio en la terapia para la ansiedad. Con las técnicas de distracción lo que se pretende es que te centres en otros estímulos distintos a tus sensaciones físicas y que seas capaz de generar pensamientos racionales frente a pensamientos negativos que producen vuestro malestar.
Las personas que han tenido la desagradable experiencia de sufrir un ataque de pánico o una situación de estrés, establecen un continuo sistema de alarma ante cualquier mínimo cambio. De esta forma aprenden a temer su propio cuerpo, sus propias reacciones ya que en algunas ocasiones se han visto incapaces de controlarlas. Es por lo tanto tal, la conciencia corporal, que gran parte de las crisis son desencadenadas por cambios totalmente normales en su funcionamiento, como es el caso de la arritmia, etc. De ahí la importancia de la auto atención hacia el propio funcionamiento corporal.
Más Vida Psicólogos. Aurora López. Psicóloga Sanitaria.